En 1843 William Mathieson estableció la destilería Glenmorangie en las tierras altas de Escocia, junto a la desembocadura del río Dornoch. Mathieson destiló whisky con calidad, dedicación y creatividad sin concesiones para crear el whisky perfecto. El whisky Glenmorangie se destila en las calderas más altas (8 metros) de Escocia lo que nos da un destilado puro, limpio y aterciopelado.
El símbolo de la botella proviene de una escultura del siglo VIII d.C. llamada Cadbull's Tombstone. Esta es una de las esculturas europeas más significativas de la época y simboliza la tradición del pueblo escocés desde entonces hasta hoy.
Significa calor y pasión en gaélico, whisky envejecido en barricas durante al menos 12 años. Un whisky rico y pleno, envejecido en barricas de Barban y luego el whisky se termina en barricas de Jerez Oloroso o Pedro Jiménez. Las barricas de jerez enriquecen el single malt con sabores de pasas, caramelo y especias. El whisky tiene aromas de especias, chocolate y pasas. Sabores de jerez, naranjas, caramelos de mantequilla y nueces.